The Big Reset Movie

Esta es la historia de cómo fue posible el rodaje del documental The Big Reset Movie. Por motivos obvios, mi identidad sigue oculta y también la del resto de mi equipo. Trataré de contarlo todo de la manera más cronológica posible, desde el principio…

PORTADA-MAKING-OF

Se recomienda ver antes el documental. Spoilers. 

Como a la mayoría de los mortales, la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud me cogió en fuera de juego. Sería fácil decir ahora que lo vi venir, pero en mi caso no fue así. Los confinamientos, los aplausos en los balcones, los números de muertos en la TV… Toda esta locura, al principio, me pilló totalmente desprevenido.

Frames sacados del documental The Big Reset Movie.

Recuerdo perfectamente cuál fue el detonante. El momento en el que realmente vi con claridad que algo malo estaba ocurriendo. Y no solamente por lo que aconteció, sino por el tratamiento mediático que se le dio en todos los medios de comunicación en mi país. El caso es que en el mes de septiembre de 2020, en plena histeria colectiva de supuestos casos positivos, confinamientos y cuarentenas, una socorrista era arrestada mientras practicaba surf en la playa de la Concha de San Sebastián por haber dado positivo en COVID y saltarse el confinamiento. En un despliegue que a día de hoy resulta cuanto menos cómico, unos agentes disfrazados con trajes metalizados, estilo misión lunar, esposaban y llevaban detenida a comisaría a la surfista.

Playa de La Concha. San Sebastián. 8 de septiembre de 2020.

Conozco bien el mar Cantábrico; he practicado surf toda mi vida y sé cómo se las gasta. Ni de broma se te ocurre meterte en el agua con un pequeño resfriado o cualquier tipo de dolencia por mínima que sea. Simplemente, no te metes al agua porque tu cuerpo sabe bien que si entras ese mar sin estar al cien por cien es muy posible que no salgas. El episodio con la surfista me pareció totalmente fuera de lugar, pero peor aún fue el tratamiento que se le dio a la noticia, acaparando titulares sensacionalistas en todos los medios de comunicación. Había nacido el mito del asintomático.

Corrían los últimos meses de 2020 y, por aquel entonces, el runrún de la vacuna se repetía insistentemente en la TV como un mantra. Que si era lo único que nos salvaría, que si gracias a ella acabarían los confinamientos… ¡La panacea de todos nuestros males, vamos! Pero había un detalle en el que se insistía por encima de todos, hasta la saciedad, y es que sería TOTALMENTE SEGURA. ¿Cómo podían saberlo en aquel momento? ¿Una misma vacuna para todo el mundo, para las personas de edades distintas, indiferentemente de su etnia, su historial médico o sus circunstancias personales? No hace falta ser médico, ni cum laude en Biología para saber que hace falta un componente temporal para catalogar una vacuna como segura. Solo el paso del tiempo es capaz de probar su validez. Sin embargo, ahí estaba la televisión asegurando lo contrario a toda lógica y método científico, sirviéndose de fingidos expertos en la pantalla, repitiendo los mismos supuestos estudios y en diferentes canales. Había nacido el marketing de la vacuna.

Estaba claro que algo en el relato no cuadraba. Fue entonces cuando empecé a encontrarme a médicos, periodistas, ex directivos de empresas farmacéuticas y hasta premios Nobel que estaban siendo censurados. Me resultó extraño que si una enfermedad nueva aparece en el planeta sería a esta gente y no a otros a los que habría que escuchar. ¿O no? Todo aquello ya empezaba a oler realmente mal, así que un día me senté delante del ordenador, me metí en el buscador Duck Duck Go (Google te arroja búsquedas pagadas por encima de otras que hayan resultado útiles para otros internautas) y escribí: “La verdad sobre la pandemia”. Así fue como conocí a Cristina Martín Jiménez.

Frame sacado del documental The Big Reset Movie.

Cristina Martín Jiménez es Doctora Cum Laude en Periodismo, con una tesis pionera y revolucionaria sobre el polémico Club Bilderberg. La conexión con Cris fue inmediata y mantuvimos largas conversaciones telefónicas por aquellos meses, después ella me envió su libro La verdad de la pandemia. Quién ha sido y por qué.

Con su lectura, accedí a muchas de las piezas que me faltaban para comprender lo que realmente estaba sucediendo en el tablero geopolítico. Le conté a Cristina mi idea: hacer un crowdfunding para llegar a todas esas eminencias en sus respectivos campos que estaban siendo censurada en todo el mundo.

Dentro de mí sentía que ellos tendrían las claves de todo esto. Mi primer intento de crowdfunding fue con la página española Verkami. Una vez acabé de rellenar los datos de registro, en los cuales tienes que explicar en qué va a consistir el proyecto, recibí un mail muy cordial de uno de los dueños de la página en el que muy amablemente me animaban a continuar con mi proyecto… Pero en otro lugar.

Frame sacado del documental The Big Reset Movie. La página de crowdfunding Verkami censura el proyecto.

Supuestamente, el documental iba a generar alarma social y no les pareció buena idea que se llevara a cabo desde su plataforma. ¿Más alarma social? En aquel momento, estábamos en pleno estado de alarma, concretamente de 23:00 a 06:00 de la mañana. ¿Y qué ocurrió a continuación? Pues que nunca más volvieron a contestarme… pero, lejos de desanimarme con aquel primer intento fallido, dirigí mis esfuerzos hacia Ulule, la plataforma de crowdfunding más importante en Europa. Aquí fueron aún más rápidos. Todavía no había acabado de rellenar los datos de registro cuando me envían un mail explicándome que ese proyecto no se podía difundir en su plataforma. Mucho más breve y conciso, sin excusas. Como soy de los que no aceptan un no por respuesta lo volví a intentar, pero esta vez en la plataforma más importante a nivel mundial, Kickstarter. Recuerdo perfectamente el mail de confirmación del proyecto aprobado en mi bandeja de entrada. A la tercera va la vencida, pensé. Estaba listo para comenzar.

Aquí me encontré con el siguiente reto. ¿Cómo iba a pedirle dinero a la gente para hacer un documental si, en ese momento, la mayoría de la población no era consciente de lo que estaba sucediendo? Normalmente, para poner en marcha un crowdfunding se hace un vídeo de 5 minutos, en el que se explican los detalles del proyecto y a qué van a ir destinados los fondos. Enseguida me di cuenta de que esos 5 minutos no serían suficientes, así que finalmente acabé haciendo un video de 18 minutos en el que exponía las líneas maestras de lo que trataría el documental. Fue de esta manera como conocí en persona a los periodistas y escritores Cristina Martín Jiménez y Carlos Astiz, a los doctores Óscar Aguilera, Luis Miguel Benito y Ángel Ruiz Valdepeñas, al biólogo Jon Ander Etxebarria, al abogado José Ortega y a la catedrática de diagnósticos clínicos María José Albarracín.

Frames sacados del vídeo promocional de 18m usado para el crowdfunding.

Gracias a todos ellos, que expusieron con valentía su opinión de lo que estaba pasando, sumado a las aportaciones económicas de las más de 2.000 personas que creyeron en el proyecto, se consiguió la financiación necesaria para arrancar esta aventura. Algunos de estos profesionales participarían posteriormente en el documental que se comenzaría a rodar en Sitges, unos pocos meses después. Pero esta parte de la historia merece un párrafo aparte.

Durante el transcurso del rodaje del primer video para Kickstarter, alguien me presentó a una persona que había tenido una gran idea: celebrar un congreso de varios días de duración donde especialistas de diferentes áreas, venidos de todas partes del mundo expondrían su visión de los acontecimientos que estábamos viviendo en todo el planeta. El congreso llevaría por título World Freedom Forum y sería una oportunidad de oro para rodar casi la totalidad del documental y, además, tenerlo listo en un tiempo récord. Pronto descubrí que la palabra fácil y este proyecto nunca irían de la mano.

Frames sacados del documental The Big Reset Movie

El enclave elegido para la celebración del WFF en Sitges fue el hotel donde se celebró la última reunión Bilderberg en España en 2010. Comenzar el rodaje allí era todo un símbolo cargado de denuncia y rebelión. Por causas que no son el objeto de este escrito, muchos de los profesionales internacionales que iban a acudir a este congreso finalmente no lo hicieron, así que mi propósito de rodar casi todo el documental en Sitges rápidamente se desvaneció. Además, la fuerte presión y los ataques mediáticos que los canales de TV oficiales dirigieron a este encuentro llevó a la dirección del hotel a prohibir cualquier tipo de grabación en sus instalaciones.

Frame sacado del programa de La Sexta, Mas Vale Tarde, donde se atacaba al congreso celebrado en Sitges tachándolo de “negacionista”.

Así que, de un instante a otro, me vi con un equipo de rodaje formado por 6 personas, con un enorme cargamento de material audiovisual alquilado para esos días, pero sin poder siquiera sacarlo de las maletas. Soy del tipo de persona que piensa que cada problema viene de la mano de su solución, así, que tras un día de entero de intensa búsqueda, encontramos una villa acorde con nuestro presupuesto y que reunía las condiciones necesarias para realizar las entrevistas. Fue ahí donde se efectuaron las grabaciones a a Rashid Buttar, a Cristina Martín Jiménez, a Chinda Brandolino, a Nadia Popel, a Heiko Schöning y a Fernando López-Mirones.

Fotografías tomadas en Sitges durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

De esta manera fue en Sitges fue donde comenzamos a poner en práctica un nuevo modelo que nos acompañaría durante todo este rodaje a lo largo del mundo. El modelo Airbnb.

¿Y en qué consistió este modelo? Pues básicamente después de solicitar innumerables permisos para rodar en todo tipo de localizaciones (teatros, salas de conferencias, auditorios) con una negativa siempre por respuesta, no tuvimos otra alternativa que realizar las grabaciones de manera clandestina en Airbnbs alquilados para tal fin. Y eso que estábamos entrevistando a médicos, ex altos cargos de la OMS, profesores eméritos de la Sorbonne, escritores, periodistas, abogados de prestigio y hasta Premios Nobel. ¿Cómo aún podía haber alguien que creyera que el motivo de silenciar a toda esta gente era por nuestra salud? Tenía claro que había que nivelar la balanza, la televisión estaba haciendo mucho daño.

Unos meses antes del rodaje en Sitges una colaboradora del proyecto se puso en contacto conmigo vía mail. Vamos a llamarla Srta. C. C. Es española, pero lleva muchos años viviendo en París y gracias ella pudimos organizar el primer rodaje en la capital francesa. Tras 15 horas conduciendo con el furgón lleno hasta arriba de focos, cámaras y demás equipo audiovisual llegamos a un coqueto loft de Airbnb situado en el parisino distrito de la Bastilla, muy cerca del río Sena, donde se harían las primeras entrevistas a un amplio número de profesionales franceses.

Fotografías tomadas en París durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

Durante tres intensos días de trabajo estuvimos recibiendo al Dr.Christian Perrone, ex alto cargo de la OMS, el, a la genetista Alexandra Henrion-Caude, al economista Steve Ohana, al director del medio de comunicación FranceSoir, Xavier Azalbert, al matemático y estadista Vincent Pavan, al Dr. Louis Aboin y al antropólogo y experto en salud púbica Jean-Dominique Michelle.

Fotografías tomadas en París durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

Si realmente quería contar lo que estaba pasando en el mundo no quedaba otra opción que moverse y el tiempo corría en mi contra. En aquel momento creí que con aquella visita a París bastaría…. Pero no podría estar más equivocado.

Fue gracias a una persona que acababa de conocer hace poco, y al que ahora considero mi amigo, como logré conectar con los alemanes. Un viaje hasta Gottingen, donde el prestigioso abogado Reiner Fuellmich tiene su despacho, fue el primer vuelo en avión de un equipo de rodaje esta vez algo más reducido.

Fotografías tomadas en el viaje a Gottingen durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

No nos resultó difícil falsificar las pruebas PCR para todo el equipo. Un simple cambio de nombre en un programa de edición de imágenes sobre una prueba real nos permitió subir al vuelo sin haber pasado por el inespecífico y totalmente inútil test del hisopado.

Fotografías tomadas en Gottingen durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

Tras más de dos horas de entrevista en la que el abogado alemán nos relató, entre otros muchos detalles, un sinfín de datos que desconocía de la biografía de Cristian Drosten, el ideólogo de las pruebas PCR que actualmente se utilizan en todo el mundo para la supuesta detección del SARS-COV2, Reiner nos puso en contacto con una persona que, a su vez, nos facilitaría el enlace con Wolfgang Wodarg. Pero, de nuevo, esta aventura merece otro párrafo aparte.

Como todas las historias, la historia de las pandemias tiene sus protagonistas y Wolfgang Wodarg, es sin duda, uno los más destacados. El médico y virólogo alemán fue presidente de la Subcomisión de Salud de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, y fue él quien en 2010 detuvo la declaración de pandemia de Gripe A por parte de la Organización Mundial de la Salud. Estaba claro que lo que aconteció con el virus H1N1 y todo lo que estaba sucediendo en la actualidad tenía una estrecha relación y sabía que no podía contar esta historia sin su testimonio, aunque no me resultó nada fácil conseguirlo. Al parecer, como muchos otros, Wolfgang había sido amenazado, por lo que extremaba al máximo sus precauciones para evitar que cualquier desconocido supiera donde se encontraba en aquel momento. La persona de contacto que nos facilitaron para comunicarnos con él nos dijo que no estaba en Alemania sino en Grecia, en una isla perdida del Mar Egeo. Wolfgang quería aparecer en el documental, pero no nos revelaba su ubicación. Tardé más de dos meses en negociar una solución, que otra vez volvió a pasar por el modelo ideado en Sitges, el modelo Airbnb.

Siempre hablando a través del interlocutor y no directamente con el doctor, llegamos a un acuerdo: ellos nos darían una zona de referencia y nosotros buscaríamos tres opciones cercanas para organizar allí el encuentro y la entrevista. La mejor opción que nos arrojó el buscador era un alojamiento al que solo se podía acceder en barco. Este lugar aislado convenció a Wolfgang, que finalmente accedió a hacer allí la entrevista.

Capturas de móvil durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

En poco más de dos semanas y tras volver a falsificar nuevamente las pruebas PCR con un programa de edición, mi equipo y yo, cogíamos un vuelo a Atenas y después de más de 7 horas de viaje en coche y otro tramo en una barca cargada hasta arriba con todo el equipo audiovisual, llegamos ya de madrugada a la localización acordada.

Fotografía y captura de pantalla del móvil en el transcurso del viaje a Atenas durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

Al día siguiente, muy temprano, antes de que saliera el sol y su luz alumbrara el bello mar griego, comenzamos a preparar el set. Con lo que había costado conseguir esta declaración no quería dejar nada al azar.

Fotografías tomadas en Grecia durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

A mediodía ya habíamos acabado todos los detalles y solo quedaba esperar la llamada de nuestro contacto para que nos indicaran en qué puerto tendríamos que recoger al doctor a la mañana siguiente. El problema es que la persona intermediaria no leía ni contestaba a mis llamadas. De pronto me vi a 3500km de casa, con un gasto importante de equipo humano y audiovisual desplegado en una remota isla griega y sin entrevistado. ¡Son alemanes pensaba, no pueden fallar! Tras una larga espera mi teléfono comenzó a sonar. En la pantalla apareció un número alemán… Y así fue como conocí a Wolfgang Wodarg.

Fotografías tomadas durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

A la vuelta de Grecia en el avión de Iberia que nos traía para casa y tras repetidos avisos por no ponerme la mascarilla, el comandante del vuelo de la aeronave finalmente me entregó un aviso en forma de papel que ponía que estaba fumando en el avión. “Conductas conflictivas a bordo” rezaba la notificación. “Último aviso. Incumplimiento de la prohibición de fumar”. Como no tienen certificados oficiales, ni lo pueden tener, de incumplimiento de uso de la mascarilla, te endosan el primero que tienen a mano. Mientras tanto, a mi lado, una persona sin mascarilla se comía una bolsa de patatas fritas lentamente intentando que le durasen el máximo tiempo posible. Hay una cosa que tengo muy clara y es que la verdadera pandemia es la aceptación por parte de la población de este tipo de absurdos sinsentidos.

Para contar esta historia sabía que no podía ceñirme solamente al plano sanitario. Sin el bombardeo diario de los medios de comunicación toda esta operación psicológica de ingeniería social hubiera sido del todo imposible. Ese “protégete a ti, para proteger a los demás”, que, por cierto, para el que todavía no se haya enterado ya ha sido desmentido a regañadientes por la propia farmacéutica Pfizer ante el comité específico del Parlamento Europeo sobre las vacunas COVID.

Janine Small, de la farmacéutica Pfizer. Link a la noticia. (https://www.youtube.com/shorts/y_WV44E5eSw)

Sí, básicamente aquello de que los pinchazos iban a impedir contagios era una invención, no algo que se hubiera testado y evaluado. Un dogma que, a base de repetirlo constantemente en los medios de comunicación pagados por los mismos que subvencionan las farmacéuticas, llegó a ser tomado tan en serio que se incluso se criminalizó a los no vacunados hasta el extremo de limitar sus derechos fundamentales e incluso poner sobre la mesa la posibilidad de la vacunación forzada. Todo basado en una premisa INVENTADA.

Para ahondar en los detalles que permitieron que todo esto fuera posible conseguí, no con facilidad, coordinar las agendas de tres titanes en la comunicación, el periodismo y la ingeniería social como son Carlos Astiz, Javier Villamor y Alfonso Longo, para rodar en un mismo día en Madrid.

Fotografías del rodaje en Madrid con Javier Villamor, Carlos Astiz y Alfonso Longo.

Estábamos ya a finales de verano de 2021 y los patrocinadores del documental y las noticias de la televisión, con la vacunación a los niños en el horizonte, se encargaban de recordarme que el tiempo seguía corriendo en mi contra, esta vez ya a paso de gigante.

Como expliqué anteriormente, no era mi intención volver a París, pero una llamada de Srta. C. desde la capital gala enseguida me hizo cambiar de opinión. Luc Montagnier había accedido a salir en el documental. Debido a su avanzada edad, el Premio Nobel de Fisiología y Medicina se había convertido en una persona muy inaccesible. En aquel momento, los fondos conseguidos en el crowdfunding para el documental se estaban agotando y otra salida de esta envergadura supondría quedarme con el presupuesto ya definitivamente a cero. Aun así, sabía que no podía perder esta oportunidad. “Ya se me ocurrirá algo para poder acabarlo”, pensé. Así que reservé un alojamiento acorde a un Premio Nobel, esta vez en plena Place de la Concorde y, de nuevo, pusimos rumbo a París.

Para que el viaje no fuera tan traumático como la primera vez (el trayecto desde Madrid a París a paso de furgón cargado hasta los topes es alrededor de unas 15 horas de viaje), mi equipo y yo decidimos pernoctar en un motel de carretera a la altura de Poitiers. Recuerdo que por no tener Green Pass (es tremendo que le llamen verde) actualizado con nuestros respectivos pinchazos al día, no nos dejaron cenar en el restaurante. Curioso sistema para contener un supuesto virus en el que te permiten dormir en un hotel, pero no comer en el restaurante de al lado, ni siquiera en la terraza.

Fotografías tomadas en el segundo viaje a París durante el rodaje de The Big Reset Movie.

Al día siguiente muy temprano, sin otra opción que desayunar en un banco de madera cercano a la gasolinera, cubrimos lo que faltaba de trayecto para llegar antes de mediodía a una de las muchas manifestaciones que tuvieron lugar en toda Francia contra el recorte de libertades y derechos fundamentales. Allí habíamos quedado juntarnos con Srta. C., que estaba acompañada de varias personas del CAC40 (el IBEX35 francés), los cuales tampoco estaban por la labor de acepar las medidas draconianas impuestas por el gobierno de Macron.

Fotografía y frames del documental The Big Reset Movie durante una manifestación en París.

Fue aquí, en este escenario y rodeados de miles de personas, e imagino que de varios agentes del servicio secreto francés, donde sucedió una de las anécdotas más singulares de este rodaje y que ilustra muy bien cómo está el panorama. De repente, y en medio de la multitud, la señorita C. recibe una llamada. El problema es el que el teléfono mostraba en pantalla el nombre de una de esas personas del CAC40 que se encontraba allí con nosotros, pero esa persona no estaba telefoneándola. Además, era una llamada realizada a través de SÍGNAL, supuestamente una de las apps más fiables y encriptadas para establecer comunicaciones de manera segura con tus contactos. Al descolgar la llamada, el profesor Luc Montagnier se encontraba al otro lado de la línea.

No sé si recordáis la serie de Las chicas del cable, pero a mí es lo primero que me viene a la cabeza al recordar aquella escena. Escuchar nos escuchan a todos, pero a veces se nota demasiado.

Un poco aturdidos por el episodio de las llamadas cruzadas abandonamos rápidamente la manifestación hacia la localización de Airbnb donde habíamos programado el rodaje para preparar el set del día siguiente.

Captura de pantalla y fotografía tomada en el segundo viaje a París durante el rodaje de The Big Reset Movie.

A última hora del día llegó la bomba en forma de mail. Luc Montagnier no estaba en París, se encontraba en casa de unos familiares a 500km de la capital, al menos eso decía el correo electrónico que señorita C. acababa de recibir de una de las hijas del laureado doctor. En el texto se nos recordaba la avanzada edad de su padre, que necesitaba unos días de descanso junto a su familia y que lamentablemente no iba a poder asistir al rodaje del documental. Así tal cual.

Por segunda vez en este rodaje me vi con todo el equipo técnico y humano desplegado lejos de casa y sin entrevistado, solo que esta vez ya con los fondos del crowdfunding a 0 y en una situación aparentemente mucho más complicada de poder solucionar. Lo que yo aún no sabía es que allí mismo, en aquel piso de Airbnb en plena Place de la Concorde, se encontraba con nosotros la única persona capaz de revertir aquella situación. Y es que en aquel alojamiento acondicionado como plató de rodaje clandestino señorita C. había venido acompañada con, vamos a llamarlo Mr. S, un profesor de yoga francés que había vivido muchos años en la India, y que al parecer era la única persona a la que, en esta etapa de su vida, el aclamado Premio Nobel se dignaba a escuchar.

Mr.S y Srta. C en el segundo viaje a París durante el rodaje de The Big Reset Movie.

Tras escribirle un largo mail en el que se le recordaba al profesor la importancia de su presencia en este documental, Mr. S. alquiló a última hora del día un Mercedes, llenó hasta arriba el tanque del depósito de combustible y se echó a la carretera a la mañana siguiente para recorrer los 500 km. que separaban a Luc Montagnier de nuestro set de rodaje.

Sin saber muy buen si Mr. S. tendría éxito en su empresa, por la mañana muy temprano comenzamos a hacer las primeras pruebas de cámara. Teníamos dos días de Airbnb para recoger los testimonios de Gerard Guillaume, médico reumatólogo e inmunólogo y mano derecha de Luc Montagnier, a Michel Maffesoli, profesor emérito de La Sorbonne, a la doctora en derecho Valeri Vugault, al experto en mafias financieras Pierre Jovanovic, al periodista y director de cine Pierre Barnérias y al ex oficial de la Inteligencia militar francesa DRSD, Alexandre Juving-Brunet.

Fotografías tomadas en el segundo viaje a París durante el rodaje de The Big Reset Movie.

Ese primer día de rodaje, en vuelo directo desde Madrid, llegó Cristina Martín Jiménez para conocer en persona al profesor Montagnier, aún sin saber muy bien al cien por cien si contaríamos con su presencia. Como bien comenté al principio de este escrito la palabra fácil y este proyecto nunca fueron de la mano y muchas veces todo salió adelante por puros actos de fe.

Al día siguiente por la mañana, recibimos una llamada de Mr. S. Al parecer, y no con facilidad, había conseguido convencer a la familia Montagnier y ambos avanzaban ya hacia nuestra localización a la velocidad que un Mercedes de gama alta permite. Recuerdo bien el sonido del bastón del profesor entrando al set de rodaje, que, aun estando lleno de personas, se quedó por un momento en silencio. Fue así como conocí a Luc Montagnier. Por su avanzada edad sabía que sería difícil volver a coincidir con él. A los pocos meses conocimos la noticia de que había fallecido en París, rodeado de familiares y amigos. Un ejemplo de persona que hasta los últimos días de su vida luchó por el ser humano y la verdad.

Fotografías tomadas en el segundo viaje a París durante el rodaje de The Big Reset Movie.

Recuerdo con cariño aquellos días en París y la mirada del doctor cuando hablaba con Cristina: sus ojos brillaban como un muchacho de veinte años. Descanse en paz, profesor Montagnier.

Tengo que reconocer que, al principio, cuando vi los primeros vídeos en las redes sociales me costó creerlo. Simplemente me parecía una idea absurda y descabellada, algo a lo que no le di mucha importancia… Todo cambió cuando se lo oí de su propia boca al doctor Óscar Aguilera.

Sí, fue él al primero que le oí hablar de los códigos MAC en personas. Para quien aún no lo sepa, el doctor Óscar Aguilera es una eminencia en el uso de terapias basadas en la vitamina C para la cura de cánceres en estados avanzados, y he de contar una anécdota que sucedió a la vuelta de Francia cuando rodamos con él y que creo que todo el mundo debería conocer.

Fotografía de Óscar Aguilera durante el rodaje de The Big Reset Movie/ Recorte de prensa de 20 minutos del 2021.

Tal cual nos contó, el doctor Aguilera había estado tratando en los últimos meses un cáncer terminal a una persona con un cargo muy importante en la administración pública. Esta persona había acudido con antelación a la clínica Ruber (el hospital donde va el Rey) en donde había sido desahuciado. Básicamente le habían dicho a él y a su familia que se preparara para morir. Utilizando el protocolo de vitamina C mencionado, el doctor Aguilera no solo había conseguido remitir el cáncer, sino que el paciente en cuestión estaba completamente curado. Me imagino que cuando alguien te salva la vida de esta manera te sientes en la obligación de contarle cosas que de otra manera nunca desvelarías a nadie. Y es aquí donde viene la anécdota que quiero que conozcáis y que, a mi modo de ver, parece sacada directamente de un capítulo de Black Mirror.

Y es que el día que rodamos por segunda vez con Óscar Aguilera (la primera vez fue en el hospital donde él trabaja para el vídeo que se utilizó para el crowdfunding), nos contó que esa misma mañana había recibido una llamada de esta persona tan importante a la que el doctor había conseguido remitir el cáncer, para comentarle que le habían propuesto inocularse delante de la prensa, pero sabiendo de antemano que lo que iba a contener el vial no sería la sustancia experimental llamada “vacuna”, sino un placebo. Y no se trataba de un caso único, sino que muchos políticos y personalidades públicas también lo estaban haciendo.

Recorte de la Revista Con Salud. 19/04/2021

¿Realmente alguien todavía cree que los primeros en ponerse una “vacuna” experimental que todavía no había sido testada en humanos iban a ser ellos?

Joe Biden y Úrsula Von der Leyen inoculándose. 2021

Vivimos tiempos extraños. Una auténtica distopía. ¿Qué es lo estaban y siguen inyectando entonces a la población? Lo que no podía imaginar por aquél entonces es que muy pronto tendría las respuestas a muchas de mis preguntas.

Viales de las denominadas vacunas contra la COVID-19 recolectadas durante el transcurso del rodaje del documental The Big Reset Movie.

Eso que veis ahí es solo una parte de los viales que fui recopilando a lo largo del rodaje del documental. Al entrevistar a una gran cantidad de médicos durante tantos meses finalmente logré juntar un auténtico arsenal de todas las marcas comerciales que desde los hospitales y “vacunódromos” estaban siendo inoculadas indiscriminadamente a la ciudadanía. Algunos de los viales provenían de hospitales de España, otros, de Francia; algunos eran de lotes idénticos y otros, de lotes totalmente diferentes. Lo que por aquel entonces tenía claro es que si se estaba llevando a cabo una operación psicológica contra la población de tal magnitud con la vacunación como principal objetivo, la clave pasaba por analizar esos viales… Aunque tampoco resultó nada fácil conseguirlo. Hablé con varias personas para ello, pero ninguno conseguía aunar todos los medios necesarios para el objetivo. Finalmente, y casi de casualidad, una persona me puso en contacto con alguien que sí parecía contar con todos los medios técnicos y, sobre todo, con el valor necesario para analizar el contenido de las denominadas vacunas contra la COVID-19. Fue así como conocí al doctor Pablo Campra.

Captura de pantalla de móvil y frames sacados del documental The Big Reset Movie.

Durante varios meses, Pablo y yo estuvimos en contacto permanente, y él me fue informando sobre los progresos que se iban obteniendo en las distintas analíticas de los viales. Finalmente, el 2 de noviembre de 2021 el Dr. Campra publicó un estudio en el que, a través de espectroscopía micro-RAMAN, se demuestra la existencia de grafeno en varias de las así denominadas vacunas contra la COVID-19.

Frames sacados del documental The Big Reset Movie. WBR signfica “muestra de W de Big Reset”.

Es de sobra conocido que existe una industria multimillonaria detrás del grafeno como el material ideal para construir dispositivos médicos que interactúen con las células, uniéndose incluso a las neuronas de nuestro cerebro y posibilitando la interfaz hombre-máquina. Llegados a este punto del transcurso del rodaje, fue cuando todas las piezas empezaron a encajar. Y es por eso que el siguiente párrafo se titula así.

Existe el dicho popular que asegura que “Cuando el río suena es que agua lleva”. Y eso es exactamente lo que presencié con mis propios ojos a finales de 2021. Como mencioné anteriormente, fue el Dr. Aguilera el primero al que oí hablar sobre el fenómeno de los códigos MAC en personas, pero una cosa es un comentario sobre la posibilidad de la existencia de dicho fenómeno y otra, muy diferente, es que alguien lo hubiera estado estudiado durante varios meses entre sus propios pacientes y anotándolo todo metódicamente. Esto llegó a mi conocimiento durante la entrevista al Doctor Luis Miguel Benito de Benito.

Frames sacados del documental The Big Reset Movie. Dr. Luis Miguel Benito de Benito.

El Dr. Luis Miguel de Benito se había pasado los meses de julio y agosto de 2021 estudiando el fenómeno de los códigos MAC entre sus propios pacientes y había encontrado una correlación directa entre la aparición de dichos códigos y las personas que habían sido inoculadas con algunas de las así denominadas vacunas contra la COVID-19.

Lo interesante es que en un periodo muy corto de tiempo, Srta. C. me había puesto en contacto con un equipo multidisciplinar francés formado por un grupo de diferentes profesionales que habían llegado exactamente a las mismas conclusiones. Sin conocer el trabajo del otro, y sin hablar el mismo idioma, estaban observando el mismo fenómeno. Y, además, estaban preparando un experimento con una muestra significativa de voluntarios inoculados y no inoculados para grabarlo todo y que quedara constancia de ello.

Si os soy sincero en este momento del rodaje comencé a sentir que había que ir con cuidado, que era necesario extremar las precauciones ante todo lo que estaba ocurriendo. Para añadirle más salsa a todo este asunto, una mañana recibo este ejemplar de un libro de Neruda junto con unas instrucciones para comunicarnos con los colaboradores franceses de manera encriptada. Al parecer, este grupo multidisciplinar estaba siendo objeto de escuchas y múltiples ataques cibernéticos para tratar de impedir que tuviera lugar el experimento que se iba a realizar en Francia.

Fotografía tomada durante el rodaje del documental The Big Reset Movie.

Por tercera vez desde que comenzó el rodaje del documental, mi equipo y yo cargamos el furgón hasta arriba para dirigirnos a tierras galas. La citación era en algún lugar en medio de Francia, en la casa de uno de los colaboradores. Allí pernoctaríamos el equipo de rodaje y parte de los integrantes del estudio. Al día siguiente, muy temprano, nos revelaron la ubicación exacta de donde nos encontraríamos con los voluntarios. Hubo que conducir más de tres horas hasta la ubicación elegida, desandando el camino que habíamos hecho el día anterior. Finalmente, el experimento tuvo lugar en un paraje remoto en medio de la campiña francesa ubicado en Cognac-la-Forêt, en la región de Limoges, en un lugar lo suficientemente apartado de cualquier contaminación por radiofrecuencias.

Fotografías y frame del rodaje de The Big Reset Movie en el tercer viaje a Francia en Cognac-la-Forêt.

Toda la información y datos técnicos sobre el experimento en este link: https://gloria.tv/post/NXVzRC7pEfHf48Lx8reNURiYm

El experimento en Francia vino a corroborar lo observado durante meses por el equipo francés y las anotaciones del Dr. Luis Miguel de Benito. Sólo que esta vez estaba todo grabado. Tras el experimento, ese mismo día volvimos a casa en una paliza épica en la que mi equipo de rodaje y yo habíamos recorrido cerca de 2.000 Km. en dos días, pero con la sensación de que acabábamos de llegar hasta el malo final del videojuego. Habíamos grabado el crimen, pero faltaba el arma homicida. Lo que no podía imaginar en aquel momento es que pronto aparecería la pieza del puzle que faltaba.

He de decir que analizar los viales de las denominadas vacunas contra la COVID-19 no es un trabajo fácil. Primero hay que sacarlas de los hospitales, algo que no es del todo sencillo porque las tienen muy bien vigiladas. Y eso, por lo menos a mí, ya me genera bastante desconfianza. Detectado el óxido de grafeno con la técnica de micro-RAMAN, faltaba detectar el hardware que fuera capaz de emitir esas señales MAC en las personas inoculadas. Y como siempre suele pasar, el descubrimiento más importante aparecería como fruto del azar. El último desplazamiento del equipo de rodaje fue a Almería, para ver con nuestros propios ojos las estructuras halladas bajo el microscopio del doctor Pablo Campra.

Estructuras halladas en los viales por Pablo Campra. Frames del documental The Big Reset Movie.

Fue a raíz de hacer públicas las fotografías de estas extrañas estructuras halladas en los viales y comparándolas siempre con la literatura científica ya publicada en años anteriores, cuando alguien se puso en contacto con el Dr. Pablo Campra para presentarle la hipótesis de la red intracorporal basada en nanotecnología. Una hipótesis más que plausible en vista de los fenómenos observados en las personas inoculadas.

Publicación de Mik Andersen sobre la red intracorporal basada en nanotecnología.

Descargar PDF: INTRACORPORAL NANONETWORK

Nos acercábamos a las Navidades de 2021. Con paciencia, tesón y trabajo en equipo habíamos conseguido juntar todas las piezas y sólo faltaba ordenarlas de una forma que el público general pudiera digerir. Y aquí viene la segunda parte, no menos importante, de todo este proyecto.

Ese que veis ahí soy yo, “W”, en una cueva en algún punto cerca de Segovia. Por presupuesto, esta secuencia se rodó en un emplazamiento real con imágenes proyectadas directamente en la roca. Frame sacado del documental The Big Reset Movie.

Tras cinco meses de rodaje, la ingente cantidad de material se almacenaba en unos 50TB repartidos en varios discos duros. Habíamos grabado alrededor de unas sesenta horas de entrevistas a tres cámaras, unas treinta horas de BROLL (recursos, steadycams, secuencias de dron y hasta imágenes subacuáticas) y, además, teníamos entre 3.000 y 4.000 horas de vídeos de archivo que era necesario visualizar, etiquetar y tener presente para llegar a la fase de edición del documental.

Gracias a la ayuda de El Investigador (un proyecto cooperativo sin ánimo de lucro que difunde investigaciones independientes sin conflictos de intereses y sin censura. www.elinvestigador.org), parte de la selección de ese material de archivo estaba ya planteada desde hacía meses. Pero para funcionar de manera mucho más rápida, en el día a día, tuve que encontrar en el grupo de Telegram del documental (https://t.me/thebigresetdocumental) a un reducido grupo de colaboradores, los más activos, que se ofrecieron a trabajar conmigo para identificar, catalogar y seleccionar todo ese material de archivo que la edición del documental iba demandando. Sin la ayuda de todos ellos hubiera sido del todo imposible la realización de este documental. Es el Big Reset Team. 

Capturas de móvil del grupo de Telegram The Big Reset Team durante la edición del documental The Big Reset Movie.

Para hacer el premontaje del documental, era necesario, en primer lugar, visualizar las más de sesenta horas de entrevistas y establecer un hilo argumental que captara la atención del espectador en una duración de alrededor de dos horas. Había que separar el grano de la paja. Para relacionar todos los conceptos, usé una técnica que me funcionó muy bien a la hora de hacer las “chuletas” cuando iba a la universidad: el método de puño y letra. Transcribí a mano todas las entrevistas, esquematizando y subrayando por colores los temas más importantes. Es curioso porque, mientras haces esto, tu cerebro va asimilando toda la información y conectándola al mismo tiempo con otros conceptos relacionados.

Fotografías tomadas durante la edición del documental The Big Reset Movie.

Este sistema tiene algún inconveniente y es que cuando llevas más de un mes, quince horas al día haciendo lo mismo, por lo menos en mi caso, la mano empieza a resentirse. Aunque el dolor me ayudaba a continuar despierto y a seguir adelante. Finalmente, rellené tres cuadernos, con todos los highlights de los protagonistas con códigos de color y etiquetas que relacionaban los discursos de unos con los otros. Fue un trabajo duro, pero en mi cabeza el montaje ya estaba hecho. Ahora, ya solo faltaba llevar los bits a la línea de tiempo.

Fotografía tomada durante la edición del documental The Big Reset Movie.

En el transcurso de todo este tiempo de montaje, alrededor de unos cuatro meses en los que estuve encerrado en lo que yo llamo la cueva de Platón, y con el documental ya editado casi al 80%, un colaborador del BR Team advirtió al resto del equipo que sería interesante sumar una cara nueva al documental. Un Coronel en activo del Ejército del Aire que había enviado una carta a la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la que le instaba a que se detuviera la actual campaña de vacunación contra la COVID-19 en las Fuerzas Armadas y la población española «mientras no se disipen las dudas sobre la presencia de óxido de grafeno reducido y otras posibles partículas y elementos potencialmente tóxicos que puedan generar un riesgo para la salud».

Recorte de prensa de The Objetive. 2 de diciembre de 2021

En la misiva dirigida a la ministra de Defensa por conducto reglamentario, el citado Coronel describía el estudio realizado por el Dr. Campra, advirtiendo además de las reacciones adversas graves, muy graves y letales que estaban siendo notificadas y pidiendo que se dieran las instrucciones pertinentes, en el ámbito del Ministerio de Defensa o en coordinación con otras entidades de la Administración del Estado, para que llevar a cabo contraanálisis de las denominadas vacunas contra la COVID-19. ¡Por fin alguien del Ejército alzaba la voz! Obviamente, teníamos que hacerle un hueco en el documental. Así fue como conocí al Coronel Carlos Vara de Rey.

Recorte de prensa del coronel Carlos Vara de Rey posando ante la estatua de su tatarabuelo en el paseo Vara de Rey en Ibiza.

El Coronel y yo tuvimos un primer encuentro, en donde incluso le mostré algunos de los bloques que ya tenía editados del documental, pero ese día me confesó que hacer unas declaraciones públicas con el traje del Ejército y las medallas le supondría un severo castigo. No había llegado aún el momento para él. Así que tras ese primer encuentro en el que declinó salir en el documental, volví a encerrarme en la cueva para seguir con el montaje. Corría ya finales de enero de 2022 con la edición a buen ritmo y haciendo ya las primeras pruebas de color, el último proceso antes de la exportación final.

Fotografías tomadas durante el proceso de retoque de color del documental The Big Reset Movie con DaVinci Resolve Studio.

Había pasado ya más de un año desde que comencé este proyecto. Un año en el que me había perdido bodas de amigos, viajes, reuniones, oportunidades laborales, comidas, cenas, bautizos y nacimientos de familiares… Básicamente, la vida en general. Había dedicado cuerpo y alma a este proyecto y, por fin, vislumbraba el momento de acabar el trabajo. La idea era no salir de la cueva hasta tenerlo todo terminado. Pero a principios de febrero de 2022 un mensaje del Coronel me hizo cambiar de opinión.

Arriba a la izquierda, captura del mensaje de Carlos Vara de Rey. Arriba a la derecha, Fernando López-Mirones en la manifestación de los jueces. Debajo, de izquierda a derecha, el juez portugués Rui da Fonseca, Cristina Martín Jiménez y el juez italiano Angelo Giogianni. Madrid, 12 de febrero de 2022.

El 12 de febrero, el mismo día que se celebraba en Madrid la manifestación a la que acudirían los jueces Rui da Fonseca y Angelo Giogianni, el coronel había organizado una reunión de expertos en el campo de la medicina, jurídicos y medios de comunicación para explicar y actualizar la situación creada por la COVID-19 a todas aquellas personas que quisieran saber la verdad que deliberadamente se estaba ocultando a la población. Así que tras la manifestación allá me fui acompañado de Cristina Martín Jiménez, para intentar convencer por segunda vez al coronel de que su presencia en el documental sería de vital importancia.

Cristo Yacente de El Pardo. Convento de los Padres Capuchinos.

Yo no soy creyente. Creo en muchas cosas, como en el ser humano, pero no en la imagen de un dios omnipotente. Aun así, tengo que reconocer que aquel lugar de poder escogido por el coronel para la reunión me pareció del todo acertado. Lo que allí vi me sobrecogió de tal manera que veo necesario explicarlo en este escrito. No tengo imágenes de ello, porque nada más entrar en la biblioteca que se encuentra contigua al convento de los Capuchinos, una persona invitaba a los asistentes a depositar los teléfonos móviles precintados en una bolsa hermética, todos juntos en una misma sala. Aquello no era una reunión de amigos; allí había médicos, guardias civiles, miembros de las Fuerzas Armadas, miembros del clero (con hábito y todo), dueños de medios de comunicación, periodistas, abogados, directores y productores de cine premiados con Goya… Unas 200 personas aproximadamente que se organizaban en varias salas en torno a mesas redondas temáticas creando grupos de trabajo: Área Biomédica, Área Jurídica, Área Político-Mediática, Área Militar… Hasta había una sala en la que se hablaba de Nanotech. Cuando ves a toda esta gente junta te das cuenta de que efectivamente estamos en una guerra, pero una guerra en la que uno de los dos bandos aún no se ha dado cuenta de que está teniendo lugar.

A la salida de este encuentro el coronel me dio la mano y me dijo que finalmente saldría en el documental. Ahora sé que lo que realmente le hizo cambiar de opinión no fue que yo hubiera ido hasta El Pardo a recordárselo, sino que los medios de comunicación acababan de anunciar que iba a comenzar la campaña de vacunación en niños. El día que acordamos grabar el mensaje, Carlos apareció en el set de rodaje con una portatrajes en una de sus manos. Venía con todo, pensé. ¡Es tiempo de valientes!

Frame sacado del documental The Big Reset Movie. Carlos Vara de Rey.

Al fin y al cabo, de lo que se trata este proyecto es de dar voz a todos esos valientes que están siendo deliberadamente silenciados por los medios de comunicación. La aparición del coronel Carlos Vara de Rey iba a ayudar, y mucho, a darle más visibilidad a este documental. A ver cómo lo silenciaban ahora. Solo faltaban los dos últimos pasos, y el siguiente consistía en hacer el máximo ruido posible en el estreno en cines.

Tengo que recalcar que el estreno en cines nunca fue un fin en sí mismo, sino un instrumento para que el mensaje llegara al máximo número de personas posibles.

Con tal grado de opresión de los aparatos censores contra todo aquel que osara salirse del relato oficial, llevar esta película a los cines daría una seriedad al mensaje que ayudaría a ganar esa masa social crítica tan necesaria para ayudar a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Desde el comienzo del crowdfunding era una de las cosas que yo había prometido, aunque por aquél entonces no tenía ni la más remota idea de cómo lograría llevarlo a cabo. Para estrenar una película en los cines, en cartelera y programarla en distintas salas, cualquier filme tiene que pasar antes por el filtro del ministerio de Cultura. Sin la aprobación de los organismos estatales, una película no puede ser proyectada. Tras más de dos años de mentira institucionalizada, obviamente, no iban a permitir que The Big Reset superara el filtro.

Cartel promocional del documental The Big Reset Movie.

Pero a veces, cuando uno quiere algo con fuerza, y enfoca todos sus esfuerzos en ese objetivo, la vida te pone en el camino a gente maravillosa que, de una manera u otra, te ayuda a que puedas alcanzar tus propósitos. Eso es lo que me pasó a mí en la reunión que el coronel organizó en El Pardo. Y es que allí conocí a un director y productor galardonado con varios premios Goya que me dio la idea de proyectar la película alquilando los cines. Cuando tú alquilas un cine es un evento privado. Alquilas la sala y punto. Ya no tienes que pasar el filtro de Cultura. Y en verano, en España, los cines suelen estar vacíos. Era arriesgado, pero era la única vía posible. Así que entre solo tres personas comenzamos a organizar una campaña a nivel nacional, llamando cine a cine, sala a sala. Volvimos a llenar España entera de carteles con los códigos QR que direccionaban a la web del proyecto, donde se podían adquirir las invitaciones para los pases que se estaban programando en todo el territorio nacional. Era el mundo al revés: teníamos más gente que quería ver la película en cines que salas para proyectarla.

Fotografías tomadas durante la promoción en cines del documental The Big Reset Movie.

Los mails se iban agolpando, había gente en todas partes de España que quería que el documental se proyectara en su ciudad, barrio o pueblo. Al principio fue un proceso lento y tedioso, telefoneando uno a uno a cada cine, pues casi nunca contestaban o bien lo hacían solamente en horarios de tarde, o la persona encargada no estaba y había que volver a llamar al día siguiente con idéntico resultado. El salto cuantitativo sucedió cuando un día, buceando por la web, me encontré un anuncio de una de las cadenas de cines más grandes de España, con salas repartidas en todos los puntos de la península. “HAZ MÁS GRANDES TUS IDEAS”, decía el claim. “ALQUILA NUESTRAS SALAS EN CUALQUIER PUNTO DE ESPAÑA”. Cuando llamé por teléfono y me contestaron que cuántos cines quería y en dónde, sabía que podíamos llevar el proyecto a otro nivel. Finalmente, el documental pudo proyectarse en más de 30 CIUDADES de España, algunas con múltiples pases y con lleno absoluto en la inmensa mayoría de todas las salas y, a veces, hasta colgando el letrero de “Entradas agotadas” días antes de la proyección.

Fotografías tomadas durante los estrenos en varias ciudades de España del documental The Big Reset Movie.

Esa mano que veis ahí es la mía, tomándome un Gyn Tonic Frozen que me dieron en la calle el día de la última proyección en Madrid, donde la cola para entrar en el cine daba la vuelta a la manzana del icónico edificio Capitol de Madrid. Como ningún medio de comunicación oficial se dignó a cubrir lo que estaba ocurriendo, monté una red de cámaras y fotógrafos distribuidos por toda España, para que grabaran todo lo que estaba sucediendo en las salas de nuestro país y dejar así constancia de ello. Podéis ver todo esto en el Instagram del proyecto (mientras no lo censuren) https://instagram.com/tbrmovie?igshid=YmMyMTA2M2Y= 

Habíamos conseguido llenar los cines de España con un documental y en verano. Tras casi dos años de mentira lanzada desde los medios de comunicación oficiales había una gran necesidad en el público de saber lo que estaba ocurriendo. La fase del estreno en cines podía darse por finalizada, se acercaba el momento decisivo y para el que se había construido este proyecto: EL ESTRENO ONLINE.

Hay una cosa que tengo clara, y es que después de pasarme más de dos años investigando y entrevistando a expertos de todo el mundo, puedo afirmar con rotundidad que COVID-19 es parte de una operación psicológica contra la población humana. Una guerra asimétrica, de quinta generación, en la que se pretende transformar cada aspecto de la sociedad, modulando la reproducción del ser humano, la natalidad, modificando la forma en la que nos relacionamos, lo que consumimos, lo que comemos. Pero que lo que persigue como fin último es cambiar al ser humano tal como lo conocemos. Es el llamado transhumanismo, la fusión del hombre y la máquina. El ser humano aumentado. Todo esto es público, los mismos impulsores de lo que se conoce como El Gran Reseteo lo han repetido continuadamente en innumerables ocasiones. No se esconden.

Klaus Schwab, presidente del World Economic Forum. Frame sacado del documental The Big Reset Movie.

Lo que sucede es que, para llevar a cabo esta transformación tan radical de la sociedad, necesitan de nuestra aprobación. No pueden llevarla a cabo sin nuestro consentimiento. Para ello NECESITAN CONSTRUIR UN DISCURSO en el que se hable de las bondades de todos estos cambios y, sobre todo y más importante, CENSURAR A TODAS AQUELLAS VOCES QUE CONTRADIGAN ESE RELATO. Sé de lo que hablo porque lo he sufrido en mis propias carnes.

Fotografía tomada a la pantalla de mi ordenador durante el transcurso del proyecto The Big Reset Movie.

Eso que veis ahí es un mensaje de una ventana emergente que apareció en mi ordenador durante el transcurso de este proyecto. La web había repelido unos 1.500 ataques cibernéticos en tan solo siete días. Eso fue muy al principio. Los verdaderos ataques estaban aún por llegar.

Que iban a intentar tumbar la web del proyecto por todos los medios es algo que yo tenía claro desde el principio. Por eso, a la hora del estreno online se implementaron  todas las medidas que estaban en nuestra mano; un antihacking judío y un hosting dedicado capaz de albergar hasta 4 millones de visualizaciones simultáneamente.

La fecha del estreno online se fijó para el día 11 de septiembre a las 21:00, hora española. Una fecha redonda para los amantes de los números, que además caía en domingo, el día perfecto para verlo en familia, con amigos, junto a más gente. Esa siempre fue la idea. Un día antes del esperado estreno, los ataques empezaron a intensificarse, pero de momento continuaba aguantando los envites.

Capturas de pantalla durante el transcurso del proyecto The Big Reset Movie.

Estos ataques provenían de todas partes del mundo: Indonesia, Australia, India, China, Vietnam, Rusia, Holanda, España, Francia, Alemania, pero la inmensa mayoría procedía de los Estados Unidos de Norteamérica.

Capturas de pantalla durante el transcurso del proyecto The Big Reset Movie.

Parece que habíamos mosqueado a mucha gente. Un ataque virulento y, sobre todo, con DEMASIADOS RECURSOS para unos “negacionistas” y “conspiranoicos” como los Fact Checkers a nivel mundial les gusta etiquetar a este documental.

A las 20:50 horas aproximadamente, unos minutos antes del estreno online a nivel mundial y, por primera vez desde que comenzamos este proyecto, la web dejó de funcionar. En la pantalla aparecía este mensaje.

Fotografía tomada minutos antes del estreno online del documental The Big Reset Movie.

Acabábamos de sufrir un ataque DDoS (Distributed Denial of Service) o “ataque distribuido denegación de servicio”. Un ataque DDoS es cuando un grupo de personas o automatismos atacan a un servidor u ordenador desde muchos equipos a la vez. Este flujo masivo de datos hace que los recursos del servidor acaben siendo insuficientes, lo que provoca que éste colapse y deje de funcionar. Ahora sé que ante la imposibilidad de poder entrar en el administrador y tumbar la web desde dentro, el antihaking había funcionado, los ataques se dirigieron a tumbar el servidor donde la web estaba alojada. ¡Y eso que dicho servidor era capaz de albergar 4 millones de usuarios simultáneamente! El enemigo al que nos enfrentábamos era poderoso, por eso teníamos preparado un plan B, que consistía en subir el documental en tres idiomas (ESP/ENG/FR) en una plataforma descentralizada y libre de censura. Perderíamos tráfico y potenciales espectadores, pero con la web caída no quedaba otra opción. A las 21:45 horas del 11 de septiembre de 2022 (hora española) y 45 minutos después de lo anunciado, finalmente, el documental se liberó en Odysee, (www.odysee.com) provocando un torrente de visualizaciones y comentarios en las redes sociales.

Capturas de móvil tomadas tras el estreno online del documental The Big Reset Movie.

En los días posteriores al estreno las estadísticas continuaron subiendo hasta el punto de alcanzar el millón de visualizaciones sólo en el canal oficial en menos de una semana. Teniendo en cuenta que el documental había sido liberado, se podía descargar y miles de personas lo estaban subiendo a sus propias plataformas, los espectadores se podrían contar por decenas de millones en todo el mundo. Poco a poco recuperamos el control de la web oficial y, desde entonces, el documental también podía verse desde la plataforma original del proyecto (www.thebigresetmovie.com). El mensaje corría como la pólvora y las muestras de agradecimiento que recibíamos desde todos los países del mundo se multiplicaban y difundían en las redes sociales. Habíamos conseguido el objetivo: llevar el mensaje a todos los rincones del planeta.

Capturas de móvil tomadas tras el estreno online del documental The Big Reset Movie.

Tengo que admitir que cuando comencé a plantearme este reto nunca imaginé que iba a llegar tan lejos. Después de más de dos años dedicado en cuerpo y alma a este proyecto, por mi salud física y mental, abandoné España y durante cuatro meses puse tierra de por medio. Rematé estas últimas líneas en algún punto de la costa griega, cumpliendo la promesa que le hice a una de las personas que más me ha marcado en el rodaje de este documental: reunirnos de nuevo.

Fotografía con Wolfgang Wodarg en algún punto del Mar Egeo.

Tengo que agradecer enormemente a todas las personas que han hecho posible este proyecto. Desde aquellos que creyeron en esta idea cuando no era más que un vídeo de 18 minutos colgado en una página de crowdfunding hasta todos los demás que se han ido sumando a lo largo del camino. A todos los entrevistados, los verdaderos protagonistas de esta película: ¡Valientes! A todas las personas que han ayudado a llenar cada sala, cada butaca de los cines donde se proyectó este documental y a todos aquellos que de una manera u otra habéis participado activamente en esta idea. Vosotros sabéis bien quiénes sois. Entre un grupo de personas, al principio muy reducido, hemos conseguido captar la atención de millones de personas en todo el mundo con este mensaje. Ahora somos muchos más y los retos continúan. La agenda criminal orquestada por una panda de plutócratas, que se cree en el derecho de someternos a todos, continúa y tiene un nombre reconocible: Agenda 2030.

Bajo bonitas palabras como “El fin de la pobreza”, “Hambre cero” y tonalidades coloridas se esconde una agenda que pretende cambiar todos los aspectos de nuestra sociedad, en favor de solo unos pocos. Aquello de CONSTRUIR UN DISCURSO ALABANDO LAS BONDADES DE TODOS ESOS CAMBIOS. ¿Os suena?

La segunda parte de este proyecto se llamará The Blue Dot (El Punto Azul) e intentará abordar desde diferentes perspectivas los desafíos a los que el planeta y la humanidad ya se están enfrentando y se enfrentarán en los próximos años. Guerras, cambios climáticos, destrucción económica, implantación de una renta básica universal, digitalización y control personal con microchips, sólo son los peldaños para lograr estos objetivos: el control absoluto de los recursos del planeta, además de la mente y el cuerpo del ser humano.

Logotipo de la segunda parte del proyecto. El documental The Blue Dot (El Punto Azul)

Por mi parte, seguiré intentando ayudar, junto con otras muchas personas, a cambiar las cosas de la mejor manera que sé, haciendo documentales. Muy pronto se anunciará otro crowdfunding para poder desarrollar el siguiente proyecto. The Big Reset Movie se financió solamente con unas 2.000 personas. Imaginaos hasta dónde podremos llegar con todos los que somos ahora.

Un saludo a todos, familia. Seguimos 😉

W

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